jueves, 22 de agosto de 2013

El poder de la infancia

"El poder de la infancia” de León Tolstoi


El cuento “El poder de la infancia” de León Tolstoi señala el despertar de la compasión de una turba cegada por el odio y el afán de venganza. En esta corta historia podemos divisar una variedad de sentimientos, desde el odio hasta la misericordia. Los revolucionarios son apoyados por el pueblo para ejecutar a un guardia del gobierno derrocado, pero lo perdonarán al ver que es el único sustento de su hijo de seis años quien viene a buscarlo en la calle donde está maniatado.

León Tolstoi

Lev Nikolayevich Tolstoy comúnmente conocido como León Tolstoi. Fue un escritor ruso que escribió principalmente novelas y cuentos. Más tarde en la vida, también escribió obras de  teatro y ensayos. Sus dos obras más famosas fueron “la Guerra de las novelas y Paz” y “Ana Karenina”, son reconocidos como dos de las mejores novelas de todos los tiempos y un pináculo de la ficción realista. Muchos consideran Tolstoi haber sido uno de los más grandes novelistas del mundo.

Contexto histórico

Cuando pensamos en la historia de Rusia, lo más cercano a nuestra mente son las escenas de revolución, de guerra civil, de la toma del poder por insurgentes. León Tolstoi (1828-1910) muestra en su cuento El poder de la infancia a la masa del pueblo reaccionando furibunda ante un condenado a muerte, mientras este transita hacia el patíbulo. Solo la intervención del hijo del reo lo salva de una muerte segura cuando conmueve a la turba para que pida el indulto.
La compasión logra el balance de poder entre las fuerzas del estado y los rebeldes, quienes en último momento perdonan al guardia que apoyó al ejército contra ellos la noche anterior. La aparición del hijo, huérfano de madre disuade a la masa de su instinto criminal, retoman el sentido de la justicia natural, porque sin moderación la justicia popular comete excesos ya que es apasionada e impulsiva.

Momentos:

  • ·         Ira y desprecio: El guardia está siendo maniatado por los rebeldes; todos manifiestan su odio hacia el condenado pero se hace notar más el odio de éste  hacia la turba. Es alto, recto y de un rostro extravagante. Es un militar de profesión, sabe que le tocó  perder y expresa su orgullo exponiendo su vil desprecio, ira y risa por la multitud. Su gesto desafiante obedece a que sabe que él representa el bando oficial, y que si muere lo hará en el bando que representa el orden. No pierde su posición hasta que ve llegar a su hijo de seis años ante él, pues allí debe preocuparse por la seguridad del niño.


  • ·         El reo miente: El condenado intenta tranquilizar a su hijo, que pregunta constantemente que pasa con su papá y porqué lo van a matar, diciéndole que él estará bien y que saldrá de ahí de inmediato. Para convencer al niño y hacer que se   retire, le pide al cabecilla que lo desate hasta que su hijo se retire. Hecho esto se entrega dignamente al cabecilla para que disponga de él.



  • ·         Compasión: Pasada esto, los revolucionarios se estremecen ante tal escena, la cual hizo que la turba se sintiera responsable de lo que sería el futuro del niño si matan a su padre. Ninguno intenta detener al niño que va a abrazar a su padre, y tampoco al final al ver perdonado y derrotado al reo.


La infancia es el futuro inmediato para la masa, ellos son conscientes que si le quitan a su padre a este niño, potencialmente el podrá quitarles a sus hijos, cuando crezca la nueva generación. El perdón permite cerrar heridas y acabar con el círculo de odio. Es en el final de una revolución que se debe ponderar el futuro de la sociedad y la viabilidad del nuevo orden o el tránsito hacia otra forma de gobierno. El niño solo tiene su persona para mostrarla al público y hacer valer sus derechos.


El poder de la revolución es momentáneo, como reflexiona el reo rumbo al patíbulo. El pueblo tiene el poder de la venganza, pero se aplaca al ver la fragilidad del niño, quien detenta el poder para conmover, no para dañar como los revolucionarios. El ajuste de cuentas no puede allanar el derecho natural. En ese espacio ajeno y común a todos a la vez de la calle, el niño despertará la piedad de la turba por su amor filial e impondrá la continuidad de la vida en vez de un legado de muerte.

2 comentarios: